LA EXPANSIÓN DEL ISLAM

 

Sura 8: 39 Y luchad contra ellos hasta que no haya más tumulto ni opresión, y prevalezcan la justicia y la fe en Alá por completo y en todas partes; pero si cesan, ciertamente Alá ve todo lo que hacen.

 

Sura 47: 4 Por lo tanto, cuando encontréis a los incrédulos (en combate), golpeadles en el cuello; y cuando los hayáis sometido completamente, atadlos con firmeza; luego (llegará el momento de) la generosidad o el rescate, hasta que la guerra deponga sus cargas. Así (se os ordena); pero si Alá hubiera querido, ciertamente habría tomado represalias contra ellos (por Sí mismo); pero (Él os permite combatir) para probaros unos a otros. Y a quienes sean matados en el camino de Alá, jamás dejará que se pierdan sus obras.

 

Sura 9: 29 Combatid a aquellos que no creen en Alá ni en el Último Día, que no consideran ilícito lo que Alá y Su Mensajero han prohibido, ni adoptan la Religión de la Verdad, de entre la Gente del Libro, hasta que paguen la yizia con sumisión voluntaria y se sientan sometidos.

 

Existen muchos hadices que muestran lo que hizo el profeta Mahoma:

 

En Musnad Ahmad Hadiz 6996 He venido a vosotros con degüello y fui enviado a segar y no a cultivar.

 

En Sunan al‑Tirmidhi Hadiz 1553 He sido victorioso por medio del terror y se me ha concedido el botín.

 

En Sahih Bujari Hadiz 1067 Dios hizo mi sustento bajo la sombra de mi lanza y humilló y menospreció a quienes se opusieron a mis órdenes.

 

Es un hecho que el profeta Mahoma luchó contra todas las tribus del desierto arábigo y las sometió. Mató a los hombres que se le opusieron y tomó a las mujeres y los niños como botín, vendiéndolos por armas. La gente temía su dictadura y se sometió al islam. Tras su muerte, muchos abandonaron la religión islámica, pero Abu Bakr luchó contra ellos y los obligó a volver al islam.

 

Sin embargo, Cristo nunca alzó la espada contra nadie, ni tampoco sus seguidores. Cuando Pedro intentó proteger a Jesús de los soldados, Jesús reprendió a Pedro, 

 

«Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.» (Mateo 26:52)

 

Él predicó el amor incluso a los enemigos, la paz y la santidad. Con el poder de Su Espíritu y la autoridad de Sus Palabras, las personas fueron transformadas y el cristianismo se extendió por todo el mundo.