EL PROFETA 

ZAINAB BENT GAHSH

 

El Profeta adoptó un hijo. Su nombre era “Zaid Ibn Alharithah”, pero lo llamaba “Zaid Ibn Mohammed”. Zaid se casó con una mujer llamada Zainab. Un día el Profeta fue a visitar a su hijo adoptivo y, mientras estaba allí, el viento corrió una cortina y vio a Zainab casi desnuda. Entonces el Profeta anduvo diciendo: “Alabado sea Aquel que cambia los corazones”. Cuando Zaid oyó eso, pidió al Profeta que le permitiera divorciarse de su esposa Zainab, pero el Profeta le dijo a Zaid: “Conserva a tu esposa y teme a Dios”. Sin embargo, Zaid no quiso conservar a su esposa y la divorció, y después el Profeta fue y se casó con ella contando con el respaldo de un versículo del Corán que Dios había dado (Sura 33:36‑39).

 

Leemos en la Biblia en el décimo Mandamiento

 

Éxodo 20:17 No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

 

Levítico 18:15 No descubrirás la desnudez de tu nuera; es la esposa de tu hijo; no descubrirás su desnudez.

 

Además, el Señor describe tales actos en:

 

Jeremías 5:8‑9 Como caballos bien alimentados al amanecer, cada uno relinchaba tras la mujer de su prójimo. 9 ¿No he de castigar por estas cosas? —dice el SEÑOR— y ¿no ha de vengarse mi alma de una nación como ésta?

 

Además, Jeremías 29 nos dice que dos sacerdotes abusaron de su posición de confianza y traicionaron a sus amigos cometiendo adulterio con sus esposas. Dios castigó este pecado permitiendo que los sacerdotes fueran llevados cautivos a Babilonia, donde fueron decapitados y quemados como ejemplo público.

 

Jeremías 29:22‑23 «Y el SEÑOR te haga como a Sedequías y como a Acab, a quienes el rey de Babilonia asó en el fuego; 23 porque cometieron vileza en Israel, y cometieron adulterio con las esposas de sus prójimos, y hablaron en mi nombre palabras mentirosas que yo no les mandé. Yo lo sé y soy testigo», dice el SEÑOR.

 

Asimismo, el Señor Jesucristo dice en:

 

Mateo 5:28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón.

 

También el profeta Job, que estaba casado con una sola esposa y era extremadamente rico, dijo en:

 

Job 31:1 Hice pacto con mis ojos; ¿cómo, pues, había de mirar a una virgen? —y los versículos 7‑11— Si mis pasos se apartaron del camino, si mi corazón se fue tras mis ojos, y si alguna mancha se adhirió a mis manos; 8 entonces que yo siembre y otro coma, y que mis renuevos sean arrancados. 9 Si mi corazón fue seducido por una mujer, o aceché a la puerta de mi prójimo; 10 entonces que mi esposa muela para otro y sobre ella se inclinen otros. 11 Porque esto sería un crimen infame; una iniquidad que deben castigar los jueces.

 

¿Cómo pueden explicarse estos hechos del Profeta que son tan contrarios a la Palabra y a los Mandamientos de Dios?